Día 19

Faltando el respeto a tus padres.

Este es un término bastante fuerte... ¿verdad? Y no sé muy bien a qué se refiere este tema. ¿Que hable de las veces que he faltado el respeto a mis padres? ¿O que hable de lo que me parece faltar el respeto a tus padres? Lo asumo como lo primero, porque de lo segundo no tengo derecho a hablar.

Falto muy a menudo el respeto a mis padres. Mis amigos me ven como el cordero de Dios, una chica demasiado buenecilla y muy calmada. Pero no. Tengo un mal carácter que echa para atrás. Soy capaz de asesinar con dos palabras. Bueno, sin razón no, claro, pero el problema es que hay muchas veces que trato mal a mi madre porque algo me ha puesto de mal humor, porque no quiero ir con mi padre o porque he tenido un mal día. Claro que hay veces que sí que estoy enfadada exclusivamente con ella. En esos casos grito, reprocho, devuelvo cada frase dentro de un vaso de limonada sin azúcar y doy muchos, muchos portazos. Con mi padre es distinto. Quiero gritar, quiero dar portazos, y repartir montones de vasos de limonada sin azúcar, pero no. Prefiero ignorarle, no contestarle al teléfono, replicarle por cualquier cosa y pedirle explicaciones de mala manera. Esto siempre, la verdad. Y siempre por su culpa, no por casualidades del destino.

(Sí, muerdo. Siento decepcionaros.)